Post-Producción Musical

¿Qué es la Post-Producción Musical?

Una vez terminada la Pre-Producción y la Producción; es decir, después de haber compuesto, arreglado y grabado una idea musical, solo restan tres procesos para que una obra sonora esté lista para distribuirse al público. Estos tres procesos son los que conforman la Post-Producción: edición, mezcla y masterización. 

Al igual que con las otras tareas de la producción musical, estas tres últimas etapas requieren de un alto grado de conocimiento y habilidad para llevarse a cabo. Por ello es recomendable que un especialista sea quien las lleve a buen término. No obstante, lo ideal es conocer de qué trata cada una de ellas para poder comunicarle al ingeniero de mezcla y/o masterización cuál es el objetivo que se quiere alcanzar. O para hacerlas uno mismo en caso de no contar con los recursos para contratar a un profesional. 

Edición en la Post-Producción Musical

El primer momento de la Post-Producción es la edición, pues una vez que se terminó de grabar todos los instrumentos que intervendrán en el disco o canción, es aconsejable, y necesario algunas veces, limpiar los audios obtenidos para lograr su mejor versión. Y aunque también hay casos en los que a la par de ir grabando se va editando el material registrado, lo importante es hacerlo, independientemente si es durante o después de grabar. Puesto que al optimizar el material, el siguiente paso, la mezcla, transcurrirá más fácilmente. 

La edición comprende los siguientes aspectos: 

  • Seleccionar el material, las tomas o los fragmentos de las tomas, que realmente formarán parte del tema, con la finalidad de incluir lo mejor.
  • Poner a tiempo todos los sonidos de las diferentes pistas para que todo esté perfectamente sincronizado: batería, bajo, guitarras, voces, teclados, etc., ya sea moviendo los clips de audio o alargándolos y contrayéndolos. 
  • Afinar voces o instrumentos para que entren dentro de la tonalidad general de la canción. Regularmente se recurre a plugins para hacerlo. 
  • Eliminar ruidos que no aportan al proyecto, pero que fueron registrados accidentalmente durante la grabación: chasquidos, ruido del espacio donde se grabó o del equipo de grabación. 
  • Experimentar con la estructura de la canción. En este punto aún es posible hacer cambios en la forma y duración de las diferentes partes de la composición: cambiar de lugar un puente o un coro, alargar o acortar su duración, o inclusive eliminarlo.
  • Seleccionar sonidos específicos para hacer loops con ellos y/o tomar secciones completas para repetirlas en diferentes partes.   

Con la magia de cortar, pegar, mover, y la intervención de uno que otro plugin, es posible manipular el audio para que suene exactamente, o lo más cercano posible, a como nosotros queramos.   

Mezcla en la Post-Producción Musical

Hoy por hoy, la mezcla es una de las cumbres de la producción musical, donde sólo algunos elegidos, dotados con grandes capacidades auditivas, logran llegar. Nah… tampoco es para tanto, pero lo cierto es que sí se requiere de conocimientos especializados, mucha experiencia y sensibilidad para realizar este trabajo. 

En concreto, hasta donde tengo entendido, consiste en distribuir los diferentes sonidos que conforman una canción en todo el campo sonoro. ¿Que qué? Sí, aquí es donde empieza la pendiente para la cima. 

Pues sí, ahora que ya tienes registrados tus sonidos, hay que acomodarlos de tal manera que cada uno tenga su propio lugar dentro de toda la canción, y que ese lugar le permita cumplir mejor su función: protagonista, acompañamiento, incidental, atmosférico, etc. 

Es decir, mezclas todos los sonidos pero a cada uno le das su propio espacio para que suenen bien en conjunto: juntos pero no revueltos. Como el helado napolitano, tienen tres sabores combinados, pero al verlo puedes distinguir claramente dónde se encuentra cada uno de ellos. 

Bueno, pero en sí, ¿dónde pongo los sonidos?, te has de preguntar. Los sonidos, por lo que he logrado captar, primordialmente se distribuyen en estos sitios, por llamarlos de alguna forma: 

  1. En su nivel de volumen. Regularmente uno de los primeros pasos al mezclar es determinar el volumen de cada pista, dándole un sonido más fuerte o con mayor presencia a los instrumentos protagonistas y más suave, o tenue, a aquellos con una función secundaria, de acompañamiento o atmosférica. 
  2. En el campo espacial. Esto tiene que ver con el sonido estereofónico. Aquí determinas, ajustando el paneo, si quieres que un instrumento se escuche por la derecha, izquierda o al centro, y/o qué tan cargado a cada una de esas direcciones.  
  3. En el espectro de frecuencias bajas, medias o altas. Cada instrumento se distingue por tener mayormente una sonoridad grave, media o aguda, con ayuda de un ecualizador puedes acotar o destacar esta característica para colocarlo en el rango de frecuencia que le corresponde, de manera que cada sonido esté en el sitio donde mejor suena y sin competir con otros instrumentos ubicados en el mismo espacio.  
  4. En el rango dinámico. La dinámica es la diferencia que hay entre un sonido delicado y uno estridente. Como cuando golpeas suavemente un platillo de batería o cuando lo haces con todas tus fuerzas, la intensidad resultante es distinta. Para organizar los sonidos en este plano, se utiliza el compresor; pues delimita y unifica su dinámica, fijando un límite superior para los más fuertes, mientras que lleva y mantiene a los más suaves en uno mínimo.     

A la par de todo esto, durante la mezcla, también se suelen aplicar distintos efectos, como el reverb, delay, chorus, flanger, entre varios más, con la finalidad de optimizar, adecuar y/o embellecer cada sonido o grupo de sonidos.

Igualmente, en esta fase, es usual programar automatizaciones a diferentes elementos de la canción: volumen, paneo, ecualización, compresión y demás efectos. Prácticamente todo se puede automatizar.  

Por último, quiero anotar que buscando información sobre el tema, me he percatado que no hay una única definición sobre lo que es o lo que implica una mezcla de audio, puesto que hay distintas formas de abordarla y explicarla, casi tantas como personas dedicadas a ella. 

Así que lo arriba expuesto es la forma en como en este momento entiendo la mezcla. De ninguna manera es una explicación definitiva, absoluta e inamovible. Si tú conoces algún otro enfoque, elemento, o lugar donde se pueda consultar información sobre el tema, por favor, compártelo en los comentarios.

Masterización en la Post-Producción Musical

La masterización, ese místico, mágico y musical, último momento de la producción sonora. Aquí es donde los duendes se reúnen y confabulan para que, por fin, eso en lo que has trabajado por meses o años, suene mil veces mejor de como lo hubieras imaginado. Claro, siempre y cuando los pasos previos los hayas realizado a cabalidad. Los duendes son mágicos, no milagrosos. 

Como sea, si has llegado hasta este punto, es porque de verdad quieres que tu música llegue al público, puesto que precisamente esa es la función de este procesamiento: dar los últimos toques para que un disco o canción quede listo para reproducirse y/o distribuirse en los diferentes medios y soportes de audio.      

Pero en sí, ¿qué es lo que hacen los duendes del audio?, mejor conocidos como ingenieros de mastering o masterización. Esto es algo de lo que hasta el momento entiendo que se hace en la masterización.

Pero antes, es preciso aclarar que en este punto, se trabaja sobre una sola pista de audio estéreo, que contiene ya todos los sonidos; es decir que se interviene la sonoridad global de la obra y no algún elemento en particular como en la mezcla.

Estos son los propósitos más usuales de la masterización:  

  • Retocar o corregir el rango de frecuencias bajas, medias y altas con la aplicación de ecualizadores, para mantener el mejor sonido posible en cualquier medio de reproducción: computadora, teléfono, auto, etc. 
  • Optimizar el sonido estéreo para darle mayor amplitud al campo de paneo; es decir potenciar la percepción espacial: izquierda, derecha, centro, que se tiene del sonido, o acentuar alguno de sus puntos.  
  • Ajustar con compresores el rango dinámico. Esto es establecer un equilibrio entre los sonidos más fuertes y los más tenues para que toda la obra tenga una sonoridad unitaria, tanto en un solo track como entre los distintos temas del álbum. 
  • Alcanzar el mayor volumen posible aplicando el limitador (que es un tipo de compresor) con la finalidad de lograr un nivel competitivo de volumen, en relación con el resto de las canciones o discos del mercado. En este paso se recomienda mucho cuidado y buen juicio, porque en caso de excederse la dinámica se puede ver afectada y con ella todo el trabajo.
  • Eliminar ruidos indeseados de la mezcla original. Esta es la última oportunidad de sacar chasquidos, silbidos, ronroneos, ladridos o cualquier otro sonido que se haya colado sin autorización y permanezca hasta este punto.       
  • Hacer los ajustes y versiones de acuerdo al tipo de soporte de distribución: CD, DVD, Casete, Vinilo, Streaming, etc. Cada uno de ellos tiene especificaciones particulares que el master debe cumplir.   
  • Organizar los temas que conformarán el disco: track 1, track 2, etc. Al igual que gestionar las transiciones entre cada uno de ellos, fade in, fade out y espacios de silencio, por ejemplo. Esto ocurre cuando se trata de una obra con varias canciones.     

Y sí, como bien lo notas, hay varios procesamientos también presentes en la fase de mezcla, como la ecualización, compresión, paneo, etc. Solo que aquí, como ya habíamos dicho, se aplican a todo el conjunto de sonidos y no a alguno en particular. 

Por ello, también el equipo utilizado es más especializado y se sugiere que quien lo realice sea una persona, además de experta en la materia, distinta a quien hizo la mezcla. Esto último debido a que se buscan unos oídos frescos y una visión objetiva, capaces de detectar algún aspecto a mejorar para, definitivamente, alcanzar la mejor versión del trabajo realizado hasta el momento.

Conoce más de la Post-Producción Musical

Fuentes consultadas sobre la Post-Producción